El bolso, de inspiración campestre, un pequeño homenaje a los grandes artesanos, que, a pesar de que no nos demos cuenta, son la gran base de todas las firmas, sobre todo si hablamos de complementos. Son un elemento primordial.
La inspiración proviene del campo, concretamente de las espigas, un guiño a mi procedencia, Marchamalo, un pueblo rural que poco a poco va evolucionando, que llegará con el tiempo, a poder ser una “pequeña ciudad”
Esto se refleja en el “clutch” gracias a su forma esencial, rectangular, el portadocumentos. Un complemento cosmopolita, asociado a las grandes ciudades y a los trabajadores de esta, como pudiera ser Madrid, ciudad en la que convivo. La realización está hecha en esparto, un material que al tramarlo recuerda su dibujo al mimbre, elemento asociado con lo rural, el campo. En este caso mi pueblo, lugar donde vivo.
Hablar también, sin olvidarnos, de ese juego andrógino y unisex del complemento. El toque masculino otorgado por las líneas rectangulares de cualquier maletín que porta el varón contrastando con el fleco y el movimiento que es más característico de la mujer.